En una típica cocina mexicana, decorada con hermosos azulejos, la comida es deliciosa. El oficinista busca saciar su hambre con platos que le recuerdan aquellos tiempos en casa de su abuela, que le cocinaba su plato favorito: pollo con mole y arroz.
El olor a ‘café de olla’ y el maíz de las tortillas recién hechas le invitan a pasar a comer algo y sentirse como en casa.
Una marca inspirada en una combinación de Puebla y su famosa talavera, junto con el arte otomí del centro de México. Con ilustraciones hechas a mano que hacen de Caserito una marca totalmente artesanal y humana.