Llegado desde Japón al norte de México, un extraordinario «itamae» (板前) trajo consigo los secretos gastronómicos de la familia Matsumoto. Persona callada y misteriosa que prefería no dar la cara, pronto se convirtió en tema de conversación en toda la ciudad y sólo se le conocía por sus dotes culinarias.
Matsumoto es una «cocina fantasma» que ofrece auténticos platos japoneses (especialmente sushi) con una atmósfera oscura y mística. Una cocina secreta que funciona entre bastidores, lo que añade un toque de intriga a la experiencia.